dijous, 31 d’octubre del 2013

El espía universal.


El general Keith Alexander, jefe de la Agencia Nacional de Seguridad de los EEUU, es lector de Palinuro. Ayer, en comparecencia ante la Cámara de Representantes dio por buena la afirmación palinuresca de que aquí todo el mundo espía, especialmente quienes más han protestado por el fisgoneo gringo, los franceses y también los españoles. Alexander explica que se trata de espionaje necesario para la defensa pero que se practica en el seno de la OTAN y todos tienen algo que rascar. España y Francia colaboraron con la NSA y le remitieron millones de datos en "zonas de guerra" y otros lugares del planeta. A la vista de la reacción de Rajoy de hacer que comparezca el director de la inteligencia española muy probablemente haya sucedido con él como con Obama: que no se enteró de la frenética actividad de espionaje en torno suyo.

Se non è vero, è ben trovato. Es una buena solución: todos a una, Fuenteovejuna. Si Francia y España no aceptan este recurso para salvar la cara, tendrán que admitir que los EEUU han estado espiándolas y no pueden hacer nada. Ahora andan los políticos españoles debatiendo si cabe firmar un tratado con nuestros aliados puesto que, como dice De Guindos, "se ha roto la confianza". La confianza, es posible, si alguna vez la hubo; lo que no se romperá serán los tratados. Europa depende de los EEUU, especialmente España. Una dependencia casi total. Hasta los alemanes, que se enfurecieron al enterarse de que los gringos los espiaban, han puesto sordina a su enfado y se niegan a blindar los datos de sus ciudadanos frente al espionaje. Probablemente con razón porque ese blindaje quizá sea imposible.

Aquí espía todo el mundo a todo el mundo, según su capacidad tecnológica de acopiar datos. El ciberespacio está lleno de vulnerabilidades. Un jovenzuelo falangista ha conseguido tumbar la web de Infolibre y si eso lo hace un informático autodidacta con dos computadoras portátiles en su casa, ¿qué no conseguirá la potente máquina de la NSA? Cómo será que cuenta con la colaboración voluntaria de gigantes como Yahoo, Google, Facebook, etc a través del programa PRISM, una refinada versión del "Gran Hermano". Y no acaba ahí la cosa. No fiándose de las grandes plataformas, la NSA se introdujo en sus servidores para hacerse con millones de datos de los usuarios. Es decir, espía a los espías.

Este asunto del espionaje pone el patio europeo ante el espejo de sus propias miserias: se indigna de que lo espíen, pero colabora directamente en el hurto y reparto de la información. Entre sí los paises se vigilan mutuamente y, en el caso de España, hay familiaridad con la práctica. Las aventuras de Alicia Sánchez Camacho con esa agencia de detectives, Método 3, que recuerdan algo las de Philip Marlowe, son la última manifestación de una tendencia que había apuntado con la famosa gestapillo madrileña. Espionaje en escala cutre, pero espionaje.



Leo que Guerra pide crear la marca blanca del PSOE en Cataluña y romper con el PSC. Suena a puñetazo sobre la mesa. Quienes no se preocuparon mucho por la S de socialista en las siglas, ni por la O de obrero, saltan muy preocupados por la E de España. El PSOE quiere ser un partido nacional y por eso mismo, dar la batalla al nacionalismo en su propio campo. Pero la exclusión, la expulsión, la escisión no es nunca una buena idea y no está en la tradición del socialismo democrático. Además, los socialistas catalanes no quieren romper, a pesar de su defensa del dret a decidir porque se consideran un partido español. Un partido español que defiende el derecho de autodeterminación. Me temo que es un discurso demasiado complejo para unas actitudes cada vez más maniqueas en la derecha y también en la izquierda. La Patria está en peligro; no ha lugar a medias tintas; o con nosotros o contra nosotros. 

El PSOE debe dos relatos a la ciudadanía: el relato sobre la crisis y el relato sobre España. De momento no los tiene. Pero ambos son esenciales para calibrar las posibilidades electorales de la izquierda en un momento especialmente difícil.

(La imagen es una foto de Terry Robinson, bajo licencia Creative Commons).

dimecres, 30 d’octubre del 2013

El PSOE y el derecho a decidir.


La votación parlamentaria de la moción no de ley de UPyD, negando el derecho a decidir sobre la organización territorial del Estado a todo aquel que no sea el conjunto del pueblo español, con 265 votos a favor, 48 en contra y 13 abstenciones del PSC, ya preavisa del resultado que en esa sede puedan tener los proyectos del nacionalismo catalán si incluyen el dret a decidir de los habitantes de la Comunidad Autónoma. Preavisa de más cosas; también de la contradicción en que vive el PSOE con el PSC desde que el soberanismo tomó nuevos bríos. Realmente, la cuestión del referéndum en Cataluña, de la consulta, prevista en principio para 2014, plantea una cuestión de supervivencia al PSOE. Si este, que ha votado a favor de la moción, aplica su principio, perderá votos en Cataluña; si no lo aplica, los perderá en España. Un panorama francamente difícil a la hora de ganar unas elecciones hoy por hoy en España y formar gobierno.

Quizá sea esta la razón por la que Rubalcaba prolonga el ejercicio de su cargo probablemente más allá de lo que la táctica electoral aconseja. Cerrado enemigo de toda veleidad autodeterminista, el secretario general no debe de fiarse de que, si abandona el puesto, el PSOE no se parta por la falla catalana. El problema es que, si se queda, esa posibilidad puede darse también. Es más, para algunos, si no se ha producido aún es porque el PSC desaparecería, repartido entre nacionalistas españoles y catalanes.

El derecho a decidir o derecho de autodeterminación tiene una enorme carga por sí mismo, ya que cuestiona la comunidad nacional en la que se plantea. El pronunciamiento parlamentario se limita a glosar la vigencia de los preceptos constitucionales al respecto, pero da una idea de la fuerza numérica del nacionalismo español: más de dos tercios. Los nacionalismos no españoles, que han votado en contra, no llegan a la séptima parte.  Para quienes creen que los conflictos políticos se resuelven siempre apelando a las mayorías, la cuestión está zanjada. Por eso, la moción no de ley reafirma la vigencia de la Constitución de 1978, que provee la base de essta posición.

 Pero en Cataluña las proporciones se invierten. El problema está territorializado, circunscrito a los límites de una Comunidad específica. No se trata de una minoría de ciudadanos mezclada con una mayoría y con expectativas razonables de convertirse a su vez en mayoría. Se trata de una minoría estructural que jamás conseguirá ser mayoría en el marco institucional. La consecuencia es obvia: la cuestión de si los catalanes tienen derecho a decidir por su cuenta seguirá planteándose en el futuro inmediato, tensionando la vida política española, obstaculizándola. Si la respuesta es que da igual y que España sobrevive siempre a los retos nacionalistas, hay poco más que decir. Pero si la respuesta es que debe encontrarse una solución acordada, que satisfaga a catalanes y no catalanes, habrá que actuar de otro modo y tomar en cuenta otras consideraciones.

Según los sondeos, más del 80 por ciento de los catalanes reclama el derecho a decidir y el 58 por ciento votaría a favor de la independencias. ¿Es posible ignorar estos datos? ¿Aplicar a los catalanes el rasero de la aplastante mayoría española? Palinuro entiende que debe encontrarse una fórmula satisfactoria mediante negociación. No le cuesta mucho, pues es partidario del reconocimiento del derecho de autodeterminación de las naciones.

Quien aparece atrapado entre dos ruedas de molino (y nunca mejor dicho) es el PSOE. En cualquiera de los dos casos puede ofrecer escasa resistencia frente al predominio de una sola opción.  Y sus expectativas de  conectar con la mayoría en España se diluyen. En un momento especial en el que la acción de ese partido es imprescindble para recuperar todo lo que la rapiña de la derecha ha aniquilado.

dimarts, 29 d’octubre del 2013

Lo que importa.


Pasatiempo. Para la gente más superficial, la política es cosa de dimes y diretes, de si tal ministro vive en el armario o tal ministra viste modelos exclusivos de un refinado modisto italiano; de si un director general se paga las juergas con la tarjeta de crédito del departamento o si un líder de la oposición se lía en una trifulca en Twitter por un comentario racista. Aquí lo importante es lo más trivial. 

Negocio. Para los ciudadanos atentos a las posibilidades de enriquecimiento rápido por medios cualesquiera, la política es el carro de la diosa Fortuna, caprichosa, escurridiza y calva. Está hecha de adjudicaciones dudosas, cohechos, malversaciones, estafas, comisiones, mordidas, sobresueldos; mucho, mucho dinero. Algún dirigente del PP considera su partido una empresa. Y en las empresas, lo importante es el beneficio corporativo y, con él, los sueldazos de los directivos. Sin contar con que la ética que aplican a su acción en el mercado es difusa, como la fuzzy logic que, según parece, rige el comportamiento de los mercados de valores. Fuzzy logic, fuzzy ethics.

Rutina. Para muchos gobernantes la política es la aplicación de la racionalidad weberiana, despersonalizada, burocratizada, a la gestión de la vida. "Pues claro que espiamos a nuestros aliados. Igual que a nuestros enemigos. Quizá más, primeramente porque es más fácil y, en segundo lugar, porque, a partir de cierto momento, a los enemigos los bombardeamos. Pero los aliados son también muy peligrosos. No se pretenderá que acordemos un tratado internacional con quien pretende engañarnos a las escondidas, ¿verdad? Por lo demás, ¿hay algún Estado que no espíe? "

Tragedia. Para otra gente la política es asunto de vida o muerte. Estar jugándose la vida puede ser cosa inopinada, repentina, inesperada o puede ser algo deliberado. Pero en ambos casos tiñe de tragedia lo que para otros es un pasatiempo, un negocio, una rutina. De los siete mineros fallecidos ayer a causa del grisú, uno de ellos había bajado a rescatar a sus compañeros. Igualmente había participado en la marcha minera en junio a Madrid. Un hombre valiente. Los mineros tienen que serlo para sobrevivir en unas condiciones que el ABC tachaba de privilegio hace unos meses, al informar sobre la citada marcha minera. Los mineros bajaban a Madrid, según el diario de la derecha "a defender sus privilegios". Sus privilegios. Parece mentira ¿verdad? Claro, como que lo es. Privilegio el del ABC, de mentir y difamar de esa forma.

En asunto de vida muerte entra también la huelga de hambre de Jorge Arsuaga en la Puerta del Sol en Madrid. Diecisiete días lleva el joven sin ingerir alimentos para conseguir la dimisión del gobierno. Hasta este momento se le han sumado dieciséis personas en diversas ciudades de España. Algún yayoflauta, un grupo de mujeres gallegas. El hecho tiene muy escasa repercusión en los medios convencionales. Mucha en Twitter y la blogosfera, que son quienes mantienen viva la noticia. Esta acabará emergiendo en los medios y el gobierno tendrá que pronunciarse y hacer algo. Y si el ejemplo cunde y ha de habérselas con más gente en huelga de hambre, el asunto será tan complicado como la cuestión catalana.

Los internautas tratan de viralizar la campaña de Jorge, que está muy bien pensada y es muy clara: son dos expresiones que nos interpelan directamente: no te pido que hagas huelga de hambre; te pido que luches y para que tú puedas jubilarte a los 65 yo llevo 17 días sin comer.. Esta claro, ¿no? Si tocan a Jorge, nos tocan a tod@s.

(La imagen es una foto tomada en Twitter de @shul_evolution).

dilluns, 28 d’octubre del 2013

¡Despierta, hierro! Vencedores y vencidos.


Regresando por la A-4 desde Chiclana, se pasa por Santa Elena, Jaén, a cuya vera la Junta edificó en los años 90 un Museo de la batalla de las Navas de Tolosa que es más bien un centro informativo de aquel decisivo hecho de la Reconquista española. Cuando se llevan 400 kms de monótona autovía, viene bien detenerse y sumergirse un momento en una lucha de hace ochocientos años que enfrentó una coalición de ejércitos cristianos (unos 70.000 hombres) al mando de Alfonso VIII de Castilla con otro muy superior de musulmanes almohades y confederados (unos 120.000), a su vez encabezado por el califa Muhammad An-Nasir, más conocido como Miramamolín. Tiene cierta gracia que el lugar esté a unos 30 kms de Bailén, lugar de otra batalla unos 600 años después tan decisiva para echar a los franceses de España como la de las Navas lo fue para acabar echando a los agarenos. El lugar es modesto, austero y relata el episodio a base de reproducciones de tapices y diversos objetos de los dos bandos: espadas, cascos, ballestas, arcos, lorigas, arzones y diversos tipos de utensilios. Porque la explicación de la batalla y su contexto, no solamente es objetiva (en cuanto no se incurre en alharacas propagandísticas), sino minuciosa. Se nos informa hasta de lo que comían las caballerías, solo para que nos hagamos una idea del prodigio de logística que supuso para los cristianos organizar las líneas de avituallamiento de aquella tropa en territorio enemigo. El centro tiene también una torre, llamada "Mirador" desde la que puede contemplarse el campo de batalla, cosa que hace uno dejando libertad a la imaginación para ver aquellos parajes de olivos y monte bajo las zonas de los ataques y contraataques, los avances de los peones y las infanterías, las maniobras de las caballerías, sobre todo la de la almohade, terrible heredera de los jinetes númidas. En fin, aunque parezca mentira, una distracción y un descanso para el espíritu.

Los dos bandos habían declarado la guerra santa. Inocencio III proclamó la Cruzada, una de verdad y no como la de la sublevación de Franco, proclamada tal por los obispos españoles pero no por el Papa de Roma, como lo fue esta del siglo XIII. Los musulmanes también habían proclamado la Yihad. Querían liberar de infieles Al-Andalus. Igual que los cristianos trataban de liberar de infieles la Hispania que había sido romana en sus tiempos. Guerra santa en ambos bandos. Algo que dejaría huella.

En el ejército cristiano, entre las tropas de Pedro II de Aragón, había un fuerte contingente de almogávares, catalanes y aragoneses, guerreros profesionales que no hacían prisioneros y atacaban al grito de ¡Despierta, hierro! y ¡Matad, matad! aunque en catalán, pues no hablaban castellano.

Esa exigencia de la manifa de la AVT de una paz con vencedores y vencidos me ha traído a la memoria el despierta, hierro de los almogávares. Indica el mismo tipo de extremosidad. El ánimo de los manifestantes era muy exaltado y, en su rabia, tiraba contra el Tribunal de Estrasburgo y contra el gobierno español, tildado de "traidor", exactamente lo mismo que Rajoy llamó en su día a Zapatero en sede parlamentaria al acusarlo de traicionar a los muertos. Así, los altos cargos del PP presentes en la manifa tuvieron que abandonarla escoltados por la policía entre insultos y abucheos. Poco después sonarían los acordes del himno nacional y muchos asistentes alzarían el brazo fascista en su mejor estilo fascista. Quizá todo esto haga ver a Rajoy los frutos de la demagogia de jugar con los sentimientos de las víctimas por intereses partidistas. Quizá.

Pero la extremosidad es aun mayor. El deseo de que haya, y sea manifiesto, vencedores y vencidos (cosa que contradice el saber convencional de que, para restañar heridas es mejor que no haya vencedores ni vencidos o se haga como si no los hubiera) está lejos de ser un ex-abrupto motivado por la indignación que se moderará así pasen unos días. Ni hablar. Es una actitud ante la vida. Es la actitud de quienes siguen considerando que en la guerra civil hubo vencedores y vencidos y conviene que así siga siendo, razón por la cual beatifican a cientos a sus mártires mientras se niegan a desenterrar de las fosas anónimas en las cunetas a las decenas de miles de asesinados. Esos brazos en alto, como las banderas franquistas, son el lazo que une el pasado con el presente con un fuerte elemento de venganza.

La exigencia de la AVT de que el gobierno no acate la sentencia del TEDH es inviable. Lo que se está pidiendo es que aquel incumpla un convenio internacional, en el que es parte sin reserva alguna, de protección de los derechos humanos. Porque por muy sanguinarios que sean los etarras, no se les puede negar un principio básico, universal como es el de la no retroactividad de las normas penales. Tampoco es avisada solución desprestigiar el TEDH como hace Esperanza Aguirre al sostener que no se trata de jueces sino de "políticos" por la muy elemental razón de que las reglas de juego se cuestionan antes de jugar, y revela bastante baja estofa cuestionarlas cuando se pierde.

En el terreno jurídico las habas están contadas. Se acata la sentencia del TEDH y se aplica a todos los casos como el de Inés del Río. Si ello suscita rechazo, como lo hace, la respuesta ha de articularse en el terreno político, en el legislativo. ¿De qué tipo? Deberán ser quienes solicitan la decisión quienes lo determinen. Aznar no asistió a la manifa. Pero es evidente que tampoco ve el mundo con los ojos del gobierno. Muchos -quienes le piden que vuelva y quienes están esperando a ver qué dice- confían en algún tipo de pronunciamiento del presidente del honor del PP que les aclare el camino.

Pero, entre tanto, ni la AVT ni todas las víctimas del mundo pueden imponer sus pretensiones y sentimientos, por profundos que sean, a la voluntad del legislador, que ha de atender al bien común y no al de una parte. Y el gobierno que envía a destacados miembros de su partido a manifestarse contra sí mismo y pedirse en la calle lo que de ningún modo puede hacer, jugando a un doble juego para tratar de evadir la responsabilidad que contrajo por su demagogia cuando estaba en la oposición, simplemente incurre en una mezcla de falsedad, hipocresía y estupidez. Como acostumbra.

(La foto está tomada de Twitter).

diumenge, 27 d’octubre del 2013

Una de espías.


Obama tiene hoy una valoración en la opinión pública mundial inferior a la de Rajoy y Rubalcaba en España. Ya en su primer mandato la esperanza negra del progresismo dio pruebas de su escasa talla y nos defraudó a todos. El comité noruego, seducido por el color de su piel, le otorgó el Nóbel de la Paz de 2009 y, para celebrarlo, el presidente ordenó que asesinaran al leader de Al-Qaeda y se metió en los habituales conflictos bélicos, en los cuales, además, se está ahora ensayando esa nueva modalidad de matar gente a distancia por medio de drones. Sobre todo, dejó intacta la vergüenza del campo de secuestro internacional de Guantánamo, en donde se pisotean desde hace años todos los derechos humanos.

No le queda ni un ápice de prestigio. Sobre todo cuando sale defendiendo el derecho de los EEUU a meter sus narices en las intimidades de sus "aliados" quienes, por supuesto, están indignados, como si fueran perroflautas que, en cierto modo, lo son. Su razonamiento se le antoja impecable: los imperios se mantienen precaviéndose frente a los ataques y, para eso, hay que espiar todo lo que se mueve y lo que no se mueve. Es un pretexto para ocultar que, muy probablemente, el buen hombre se ha enterado del espionaje por los periódicos o por Twitter, pues es un mandatario moderno. Los centros de espionaje son maquinarias que tienden a independizarse de todos los controles, a independizarse porque, piensan, si rinden cuenta de sus operaciones secretas a las autoridades legales, repletas de bocazas, dejan de ser secretas en cosa de minutos. Obama no sabía nada, es lo más seguro. Y no solamente eso sino que ahora, probablemente, está preguntándose si el CSN no lo habrá espiado a él también.

En cualquier tienda de artilugios de tecnologías de la información y la comunicación se pueden comprar aparatos y sistemas capaces de registrar lo que se dice, interferir, escuchar, desviar cualesquiera conversaciones o intercambios en cualquier lugar del planeta o de robar, copiar o substituir archivos informáticos de la más remota y mejor guardada base de datos. Hoy, lo difícil es no espiar. Los espías no tienen horario. Trabajan las 24 horas del día. ¿Por qué no van a espiar también al presidente que les ordena espiar a los aliados de la patria? Los espías tienden a escindirse y no son extraños los agentes dobles y hasta triples.

La doblez es tan consubstancial al espionaje como el pecado a la humana naturaleza. Mucha doblez hay en ese arrebato de las dos potencias europeas con ínfulas de líderes en el corral europeo: Alemania y Francia. Inglaterra, por eso de la special relationship o no sufre el espionaje del gringo o lo sufre y se lo calla como cosas de familia. Y así parece que los cinco english speaking peoples, EEUU, RU, Canadá, Australia y Neuva Zelandia, han pactado no espiarse. Ignoro si alguno de ellos respeta el pacto, aunque me malicio que no. En cuanto a España, su condición de chica de los recados no le permite hacerse ver protestando. Y así, Rajoy, en una muestra más de su portentosa inteligencia, empezó diciendo que no le consta el espionaje de los EEUU. Por supuesto, hombre. ¡Menudo espionaje si le constara a Mariano Rajoy! Como para jubilar a todos los espías gringos y con una pensión calculada por el propio Rajoy. Finalmente no ha quedado más remedio al gobierno que convocar al embajador estadounidense. Pero será para jugar al poker.

Y esos que protestan a voz en grito, Alemania, Francia, Brasil (sobre todos los primeros), a su vez, ¿no se espían entre sí y todos a los EEUU? La protesta ofendida ("eso no se le hace a los amigos") oculta una doblez. Los mandatarios tampoco se enteran, cosa poco creíble, al menos en el caso de la señora Merkel, quien vivió la experiencia de la República Democrática Alemana en donde espiarse unos a otros era tan frecuente como hacer la compra; o bien son todos una manga de troleros.

El mundo, el mercado mundial, es un bullir de todo tipo de espionajes, a su vez interrelacionados: espionaje industrial, comercial, científico, militar, tecnológico. Hay fortunas enteras en las carreras por las patentes, en el conocimiento de la estrategia de lanzamiento del competidor, millones en una estrategia para desprestigiar a quien no se puede batir.

El espionaje reina asimismo en los mercados interiores. Y no solo entre las empresas sino entre órganos o agencias de la administración pública. No son infrecuentes los casos de torpedeo de actividades entre fuerzas de seguridad distintas (como policía federal/estatal o policía naciona/autonómica/guardia civil), casos en que suele recurrirse a la ayuda de confidentes, otro subgénero del espionaje de rica trayectoria.  Y de los partidos políticos no hace falta hablar. En el PP se pasan media vida fisgando los unos en las vidas y conversas de los otros. ¡Hasta Alicia Sánchez Camacho anda entre micrófonos.

A veces un espía o funcionario al servicio de los espías, sale a la luz, revela secretos de su conocimiento y pone el servicio secreto de su país patas arriba. Parece ser lo que ha hecho Edward Snowden al revelar el programa PRISM por el que los EEUU han estado espiando a Dios Padre en sus charlas con San Pedro. Snowden es hoy, o está a punto de serlo, reo de alta traición en su país. No debe de ser agradable que la maquinaria más poderosa de matar que hay sobre la tierra esté detrás de ti. Tiene mucho valor ese Snowden. Los dirigentes europeos tan indignados con la doblez gringa, podían tener un gesto y ofrecer todos a Snowden asilo político. Probablemente no lo harán porque su indignación termina en donde empieza su miedo ante el gran amigo y aliado.

(La imagen es una foto de Richard Davie, bajo licencia Creative Commons y es una viñeta de la serie Spy vs. Spy que publicó Antonio Prohias en la revista Mad desde 1961).

dissabte, 26 d’octubre del 2013

La gran nación.


Parece que el primero en emplear esta expresión en la era contemporánea, España es una gran nación, fue Jaime Mayor Oreja, como título de un libro con un contenido fácil de imaginar. La secundó luego Rajoy, cuya capacidad para el pensamiento original es como la de la chicharra, asegurándolo en diversos foros: España es una gran nación. Ayer la repetía como un papagayo -de real alcurnia, ciertamente- el príncipe Felipe en la entrega de los premios que llevan su nombre, el único discurso, según el periodista que cubría el acto en el que verdaderamente habla él. Pues si así es cuando habla por sí mismo, cómo será cuando hable por boca de ganso. España es una gran nación dice S.A.R. con las mismas palabras y el mismo sentido, seguramente, que Rajoy y Mayor Oreja grandes expertos en el tema. Se dirá que Palinuro tiene ganas de fastidiar pues esa manida expresión la han soltado decenas de personajes y personajillos en los últimos tiempos. Vale. Sin problema. La originalidad nunca podrá ser cosa de masas y si uno dice lo que dice el rebaño, por muy alto y a la cabeza de ese rebaño que esté, rebaño será.

Es igual. Mi bronca no es por pequeñeces. Es por la cosa misma. Suponiendo que consiguiéramos ponernos de acuerdo acerca de qué sea una nación, cosa que juzgo imposible pero que, por fortuna, no es imprescindible para nuestros fines, quedaría la pregunta concreta: ¿qué quiere decir ser una gran nación? ¿Qué quiere decir gran o grande? ¿Es cosa de número de nacionales? Habiendo naciones -muchas- de 50, 60, 80, 100, 300, 1.000, 1.500 millones de pertenecientes a ella, España será si acaso una mediana nación. Cierto, pero no se trata de números. ¿De qué, pues? De valores morales, intelectuales, intangibles, aunque pueden -y suelen- traducirse en realidades materiales, palpables. A eso, imagino, se refiere el Príncipe cuando dice que vale la pena luchar por ella, porque es grande espiritualmente. Así un nacionalista que juzgue grande su nación por este motivo, luchará por ella aunque esté compuesta por cuatro pelagatos.

¿Hay posibilidad de mostrar esa grandeza moral, espiritual, intelectual? Más o menos. Basta con analizar serenamente la contribución de España a las artes, las letras, el pensamiento o la ciencia en los últimos trescientos años; incluso a la llamada arte militar ya que el país no ha ganado una sola guerra internacional en serio desde los tercios de Flandes. No es preciso contar premios Nóbel, ni patentes, ni descubrimientos; basta con echar una ojeada al acervo espiritual europeo en los últimos trescientos años y discernir la aportación española.

¿Da para hablar de una gran nación como sin duda se habla de Alemania, Italia, Francia o Inglaterra? ¿A su nivel? Se me hace que no. Y lo peor es que el asunto viene de antiguo. Ya lo planteó en toda su crudeza Masson de Morvilliers en la Enciclopedia metódica en la segunda mitad del XVIII con un articulo afirmando que la contribución cultural de España al mundo en cientos de años era nula. La acusación tenía raíces. A lo largo de las principales obras de Montesquieu se especula con las causas de la decadencia de España, no con el método que empleó para hablar de la decadencia de los romanos, pero sí con su espíritu. Desde el siglo XVII España es sinónimo de decadencia y de decadencia espiritual, cultural. Cierto, a Masson contestó con airado verbo Forner y, tras él, una serie de autores y literatos en defensa de la aportación de España al acervo de la civilización que culminó en la figura señera de Marcelino Menéndez Pelayo.

Pero la cuestión, obstinada, subsiste. Hubo un tímido renacer del espíritu creativo en la IIª República y fue ahogado a sangre y fuego. Se acabó, hasta hoy en que, como siempre en España, se substituye la cosa por el nombre de la cosa. Y todos tan contentos; se substituye la gran nación por la gran nación... y a vivir. Sospecho, además, que estos defensores de la gran nación, en realidad quieren decir "gran Estado" y, seguramente, "poderoso Estado". Pero esto es un tema que nos apartaría. Quedémosnos con la "gran nación".

Una gran nación da trabajo y vida digna a sus hijos. Da amparo y refugio a los perseguidos y exiliados. Trata a todos, hijos y asimilados, por igual, con igual dignidad y respeto. No los considera mercancías y los alquila o vende en el extranjero como mano de obra barata. Garantiza la igualdad de oportunidades de todos y ampara a los más débiles. Hace justicia sin distinciones ni miramientos de caudales, posición, alcurnia o privilegios. Protege a los menores y les allana el camino, defiende a las clases trabajadoras, especialmente necesitadas por su subalternidad en la sociedad y garantiza a los mayores una vejez tranquila. No impone ninguna creencia, dogma o fe, sino que las protege, y garantiza la libertad de ejercicio y culto de todas.

Una gran nación no tiene decenas de miles de hijos asesinados por sus convicciones políticas sepultados en fosas comunes y se niega a hacerles justicia mientras otorga todo género de franquicias, honores y glorias a los otros caídos en el bando de los asesinos. No conserva el espíritu de vencedores y vencidos salido de la guerra civil y resucitado en estos días con ocasión de la sentencia del TEDH. No espera a que sean algunos elementos de la jerarquía quienes empiecen a reconocer públicamente la complicidad de la iglesia con los crímenes franquistas y a insinuar que piensan pedir perdón. Lo que nos faltaba es que apareciera un nacionalcatolicismo bueno.

España podría aspirar a ser, quizá, una gran nación, si condenara unánimemennte los crímenes de la dictadura e hiciera justicia a las víctimas. Y, a tenor de ello, si hiciera una ponderación justa y equilibrada (y no bombástica, chillona y patriotera) de las aportaciones del país al acervo común, reconociera humildemente sus tremendas carencias, identificara las causas y aceptara ser en realidad una nación menos que mediana a estos efectos.

Dados esos pasos, producida una reconciliación de los españoles que no se ha dado de verdad aún, será el momento de elaborar discursos que no se limiten a los lugares comunes y topicazos que suelta el Príncipe en cuanto abre la boca y se pone a hablar de España como proyecto sin que jamás haya explicado ni por asomo en qué consiste el tal proyecto porque no sabe ni de lo que habla.

Y, mientras esos milagros se producen, retornemos a la España real, la del Lazarillo, Frascuelo y el Dioni: en una gran nación, el tele-prompter con el que el Príncipe estaba soltando su discurso no deja de funcionar. ¿O es que aquí alguien no ha cobrado su correspondiente comisión?

divendres, 25 d’octubre del 2013

¿Qué pasa en el PSOE?


Carme Chacón reaparece inopinadamente en Madrid para presentar a Tomás Gómez... en donde maldita la falta que le hace que lo presenten. ¿De qué se trata aquí? Probablemente de una campaña de lanzamiento publicitario. Ambos dirigentes, forzados a las penumbras del segundo plano por los decorados de la conferencia política o cónclave de los cabezas de huevo que ha escenificado Rubalcaba, quieren reemerger, recuperar protagonismo, que se hable de ellos porque, si nadie habla de ti hoy es que estás muerto; cuando menos, políticamente muerto. Hacen bien. Los dos tienen sus legítimas ambiciones y quieren que el aparato mediático tome nota de ellas y no se limite a mostrar una y otra vez los rostros de los otros aspirantes, López, Madina, García Page...

¿Y qué dicen presentadora y presentado? Que haya primarias a la voz de ya, antes de las elecciones al europarlamento en mayo de 2014. Parece bastante lógico, pero desbarata los planes de Rubalcaba y los suyos que, como todo el mmundo sabe, son postponerlas hasta poco antes de las generales de 2015 y (seguramente), presentarse a ellas. Es muy probable. Pero no es toda la historia. No basta. No convence del todo. Aquí hay más bacalao del que corta el furriel. Veamos:

El PSOE se ha olvidado de la moción de censura; no hostiga al gobierno, a pesar de su carácter corrupto, autoritario, embustero e inepto; vuelve a una oposición de mentirijillas y guante blanco; se desvincula de la calle; dobla el espinazo ante el Rey y se hace monárquico; marrullea con la iglesia católica; se pasa el día secreteando con Rajoy sin exigir su dimisión por corrupto y le chivatea todos los asuntillos que trata con los levantiscos catalanes.

¿A qué huele todo esto? Bingo, querido lector: a gobierno de gran coalición PP/PSOE, a la vista de la grave situación por la que atraviesa la patria, gravedad causada por estos dos grandes estrategas. Rubalcaba no quiere primarias porque aspira a consagrar por derecho el duunvirato que ya existe de hecho entre los dos dirigentes de los partidos dinásticos, hermanados por la circunstancia de ser los dirigentes peor valorados por la opinión pública de la breve historia democrática española. Chacón y Gómez quieren primarias porque, si se arma el tablao grancoalicionista, ellos se quedan para vestir los santos de la liturgia sociata.

Y esa gravedad ¿de dónde viene? La crisis, según los mentideros oficiales y los propagandistas de la fe, está ya semivencida. ¿De dónde, pues? Obvio: de Cataluña. Cierto que hemos llegado aquí por la especial incompetencia de los dos dirigentes. La de Rajoy es la habitual en la derecha cerril y no merece mayor consideración. La de Rubalcaba nace de su cerrado centralismo, su fobia al derecho de autodeterminación (al que teme porque, en el fondo, no cree en la Nación que ensalza) y su seguridad de que los demás son tontos y van a conformarse con la piruleta federal que acaba el mozo de sacarse de la faltriquera. Habiéndose, por fin, dado cuenta de que el señuelo no engaña ni a los más tontos de la batida, se ha presentado en Barcelona con una nueva (y astuta, cómo no) propuesta: que los catalanes voten, sí; pero solo sobre la reforma de la Constitución. Sensacional: no los deja votar en la autodeterminación para ellos solos (en donde, probablemente, los independentistas perderían) y los hace pronunciarse en solitario sobre un asunto que, según dicen las gentes de orden, compete a todos los españoles y donde, también probablemente, la opción reformista ganaría, abriendo un tiempo de incertidumbre en el país que, claro, gestionaría ese gobierno de gran coalición, sabiamente dirigido por estos dos padres de la patria.

Estarán los lectores de acuerdo en que a grandes males, grandes remedios. Llegar a las elecciones generales de 2015 con un gobierno de PP/PSOE (acerca de cuyas ventajas habrá Merkel aleccionado a Rajoy germanico more, es decir, a collejas) tiene la ventaja añadida de que quizá podamos ahorrárnoslas. ¡El terrible peligro de la escisión catalana todo lo justifica! Incluso la aceptación de esa feliz consigna expectorada recientemente por un militar: la Patria está antes que la democracia. ¿Está claro? 

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Luego, si tengo ánimos, subiré algo sobre esa Fundación Felipe González Márquez, dedicada, según tengo entendido, a investigar los arcanos de la gestión de aquel gran político que fue el sevillano, hoy, al parecer, aquejado de un proceso galopante de necrosis intelectual.

El wertedero de la educación y la cultura.


La huelga fue prácticamente general en la enseñanza pública en todos los niveles y de más de un 30 por ciento en la enseñanza concertada. Por supuesto, el aparato de propaganda del gobierno y sus innumerables voceros dirán que fue un día normal.

Cientos de miles de ciudadanos se manifestaron en toda España contra el proyecto de la LOMCE  aprobado con los solos votos del PP y contra la política educativa del ministerio; en muchos casos a pesar de la lluvia y en otros a pesar de la brutalidad policial, habitual ya en este gobierno. Todas las edades, todos los estamentos y condiciones -excepto los curas, por supuesto, los únicos a quienes beneficia el proyecto y la dicha política educativa-, todo el país salió a la calle a protestar contra estas imposiciones retrógradas e ideológicas.

Si en una democracia normal un proyecto de ley tropieza con un rechazo universal, en especial de los sectores a los que afecta directamente, el proyecto se retira y el ministro responsable se va a su casa entre la rechifla general. Pero España no es "una democracia normal", ni sus ministros tienen el decoro o la dignidad de dimitir y menos este, al que la gente ha calado desde el primer momento, razón por la cual lleva dos años valorándolo como el peor ministro del gobierno y, probablemente, de toda la democracia.

Esa opinión pública cerradamente negativa, hostil, se extiende también al ámbito cultural y artístico más amplio, de forma que no hay inauguración, gala, estreno o aparición pública del interesado que no suscite airadas reacciones en contra, abucheos, silbidos. Palinuro no se inventa nada. Es ya habitual ver cómo llega luciendo de ministro en su coche oficial, pero luego se transmuta en furtivo y entra en los locales por la puerta de servicio, para evitar la inquina popular.

Él mismo condescendía a explicarlo hace unas fechas: le reconcome ser el peor valorado del gobierno pero, dice, solo porque eso demuestra que la gente no entiende sus proyectos. Es decir, el 80 por ciento de ciudadanos que lo suspende carece de inteligencia. Su engreimiento no le permite entender la situación ni ver a un palmo de sus narices. Y, sin embargo, no es tan difícil. Así, a vuelapluma, pueden fijarse las causas siguientes de tan contumaz como notable desprecio popular hacia el ministro:
  • reintroduce la religión en la escuela como asignatura evaluable y entrega la enseñanza a la iglesia católica, cuya permanente injerencia parasitaria en los asuntos civiles y políticos es la plaga de España y la causa principal de su retraso;
  • subvenciona los centros que discriminan por razón de sexo, amparándose en un par de sofismas y el rodillo de la mayoría absoluta de su partido;
  • recorta y reduce todo tipo de becas y ayudas y endurece los requisitos para conseguirlas atacando la función compensatoria que debe tener el Estado en la garantía de la igualdad de oportunidades;
  • suprime la enseñanza de la educación cívica laica, argumentando que es ideológica en un caso claro de proyección por cuanto ideología es lo que él impone en la enseñanza; ideología retrógrada, elitista;
  • menoscaba, reduce, recorta o suprime la financiación de la enseñanza superior pública y favorece de mil maneras la privada, siempre en ese mismo sentido;
  • encarece el acceso a la enseñanza y pone la universitaria fuera del alcance de los trabajadores;
  • desinvierte -él y su gobierno- en investigación y desarrollo, sin tocar las cuantiosas transferencias a la iglesia, con una concepción tridentina del avance del conocimiento;
  • se recortan las subvenciones a los museos pero se declara que las corridas de toros (y, supongo, otros espectáculos taurinos aun más crueles y sangrientos) son de interés cultural o patrimonio espiritual o cualquier otra sandez de este tipo que se podía presentar a la UNESCO, a ver cuál sea su opinión;
  • se cierran bibliotecas y centros culturales de todo tipo, pero se subvencionan las corridas de toros; y no es un ejemplo, como se dice del romano pan y circo  pues en Roma, al menos desde César, el grano se repartía gratis entre la población y aquí cada vez es más caro. Es decir, hay "circo", pero no hay "pan". Los pobres han de ir a buscarlo a la basura y, si los pillan, los multan. Una actitud muy de la derecha para la cual la pobreza es producto de la gandulería o el delito y hay que castigarla;
  • es el espíritu que anima la política educativa y cultural de este gobierno. Pura ideología conservadora, rancia, anterior al positivismo del siglo XIX con una pátina de modernidad neoliberal. Su objetivo es retornar a una sociedad desigual, clasista, de privilegiados y desposeídos, patriarcal, seudomoralizante, autoritaria.
¿Qué tiene de extraño que lleve dos años siendo el ministro peor valorado de un gobierno en el que tiene una furibunda competencia para hacerse con el galardón? Lo extraño es que no lo esté aun más pues, a su carácter retrógrado, ese espiritu añade su absoluta inutilidad. ¡Tanto caudal para nada! La ley nace muerta. Va contra los tiempos.

(La primera imagen es una captura del vídeo de La Tuerka, subido a You Tube. La segunda es un tweet de Josep Maria Grau.)

dijous, 24 d’octubre del 2013

Tragicomedia de España.


"Usted traiciona a los muertos", dijo Rajoy en cierta ocasión a un atribulado Zapatero, presidente del gobierno, que no sabía en dónde meterse. No era cierto, como Rajoy, entonces en la oposición, sabía muy bien. Pero indiferente a toda cortesía, toda contención, toda ética y toda estética, lo soltó porque calculaba que venía bien a sus intereses, consistentes en llegar al poder al precio que fuese.

Ahora es de él de quien ya están diciendo las asociaciones de víctimas del terrorismo que traiciona a los muertos al acatar la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) en relación con la doctrina Parot. Lo que le exigen es que España denuncie el Convenio Europeo de Derechos Humanos, que la sentenia invoca. Si no lo hace, estará traicionando a los muertos. Tiene su gracia que le suceda esto precisamente a él. Parecería un caso de alguacil alguacilado, algo simétrico, de no ser porque hay una diferencia fundamental entre las asociaciones de víctimas y este Rajoy a quien ahora presionan. En concreto, aquellas pueden ser radicales y extremas en sus peticiones, pero hay pocas dudas de que son genuinas. Las víctimas han sufrido injustamente y es comprensible que respiren por la herida y reaccionen con extremosidad, a veces demasiada, porque han sido heridas. Pero a nadie se le ocurre que estén fingiendo y que su dolor y su rabia sean impostados. 

No cabe decir lo mismo de Rajoy. Este no era ni es víctima ni allegado a víctima alguna. No estaba cegado por la indignación o el dolor; sabía que era mentira lo que afirmaba de Zapatero; pero le daba igual porque carece de escrúpulos y porque, por llegar al poder, está dispuesto a decir lo que sea: que bajará el paro, no subirá los impuestos, no tocará la sanidad, la educación ni las pensiones, dará siempre la cara, llamará pan al pan y vino al vino y Zapatero traiciona a las víctimas. Lo que sea. Si París bien valía una misa, La Moncloa bien vale un rosario de embustes que no le cuestan mucho porque el pájaro es un redomado mentiroso.

Quienes agitaron las calles contra ZP en su día se echarán a ellas de nuevo el domingo pero esta vez contra su sucesor que ahora no se atreve ya ni a esconderse, como es su inveterada costumbre. Y con el añadido de que se suman gentes muy significadas de su mismo partido. Gentes levantiscas que ya se la tenían jurada de antes por considerarlo demasiado blando con el secesionismo catalán. Él, que acusaba a Zapatero de romper España, se ve ahora acusado de lo mismo por su inactividad y negligencia. Al final parece que será el PP entero, como banda organizada que es, quien se sumará a la manifestación del domingo para evitar que esta se vuelva contra el gobierno.

Que en el siglo XXI un partido de gobierno de un Estado de derecho en un país civilizado se manifieste en contra de la sentencia de un tribunal de justicia es algo tan asombroso que parece un chiste. 

Las desventuras nunca llegan solas. El nombre de Bárcenas, tan obstinadamente silenciado, en lugar de sumirse en el olvido, está en todas las noticias todos los días, recordando perpetuamente que el caso Bárcenas es el caso Rajoy. A veces desde la severa austeridad de una sala de vistas judiciales, a veces en un escenario rocambolesco como de vodevil. Un intruso armado que, según la policía, no tiene bien la azotea, ha entrado en la vivienda del ex-tesorero, ha maniatado a su familia y ha exigido sus pen drives y discos duros portátiles. Venía el hombre medio disfrazado de cura, esgrimía un revólver de la guerra de Cuba y su ánimo era arreglar los problemas de España. Justo lo mismo que dice Rajoy, que no puede distraerse con habladurías pues está concentrado en resolver los problemas de España.

De momento no se le ha visto con alzacuellos ni portando un pistolón pero no es algo impensable.

Siempre que los necios al uso creen estar llamados a resolver los problemas de España solo se consigue que aumenten la confusión, la humillación, el desorden, la injusticia. Y, como directa consecuencia, la policía tiende a extralimitarse en sus funciones. En un par de días las agentes de servicio en el Congreso parecen haber vejado a una invitada obligándola a desvestirse, aunque sostienen que no es cierto; la policía ha entrado en el campus de la Completense en Somosaguas y el de la Autónoma sin permiso de la autoridad académica; unos seis u ocho mossos catalanes parecen haber matado a un hombre a patadas en plena calle. Todo esto para que vayamos enterándonos de cómo las gastan los matones y granujas de uniforme y con armas que pagamos todos con nuestros impuestos; incluidos los que mueren bajo sus coces.

Y así vamos a estar otros dos años. Arreglando los problemas de España.

dimecres, 23 d’octubre del 2013

Consigna: ¡recuperación!


La política es algo endiablado. El diablo, que todo lo añasca, está siempre por medio. Explican las autoridades el presente con datos y cifras (que muchas veces se inventan) y vaticinan de seguido un futuro mejor. Pero lo hacen con el mismo resultado que obtienen los magos cuando conjuran los espíritus en su auxilio y el de la tribu. De los rigurosos análisis del presente a cargo de lumbreras como De Guindos o Montoro se sigue un vaticinio con la fuerza de un conjuro mágico: toca recuperación. O sea, hay que ganar las próximas elecciones. Las justificaciones del conjuro son cada vez más alambicadas y llegan a tomar forma de sortilegios. Por ejemplo, De Guindos se apresta a explicarnos, cuando se conozca la EPA de septiembre, que el ascenso del paro es una buena noticia porque antes ascendía mucho más. No se le ocurre al hombre que cada vez hay menos de donde ascender. Además, da igual; la consigna es que estamos de recuperación. Seguro que está ya en esos argumentarios que elabora el PP para que sus militantes y defensores sepan qué decir. Lo que piensen importa una higa.

Consigna, pues: recuperación. La magia de los conjuros. Llega Mr. Gates y compra un mordisco de FCC, segundo solo al de las hermanas Koplowitz. O sea, Bienvenido Mr. Gates. Volvemos a Berlanga. Solo falta el blanco y negro y no se dude de que en él estaríamos si los colores pudieran privatizarse. No sé yo si es para estar contento. Parece que el país es una bicoca, un festín para los llamados fondos buitre y, sin duda, hienas y chacales. Recuperamos, pues, la mendicidad. Algo es algo. Lo explica muy bien siempre Montoro que es como Juan Crisóstomo, un pico de oro. La solución de España es la devaluación interna, esto es, se bajan los salarios (esos que hace dos días sunían moderadamente), se bajan los precios (las viviendas, los cines, por ejemplo) en una espiral negativa hacia lo hondo y acabamos convertidos en lo que Palinuro se atrevió a llamar (con escaso sentido de la corrección política), los chinos de Europa, sobre todo ahora, que los chinos de verdad (y, encima, comunistas) ya no se dejan robar y son una potencia. Devaluación interna. Ya lo avisaban algunos economistas al comienzo de la fase hispana de la crisis. Y eso, ¿cómo se hace? Con otro misterio: se consigue que el euro valga más en unos sitios que en otros. ¿Por qué? Porque depende de lo que haya que trabajar para conseguirlo o tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlo, como decía Marx. Pero da igual: señores, el empobrecimiento es la base de la recuperación.

Recuperación, trompetea a los cuatro vientos Cospedal, en lugar de dimitir. Se hace acompañar de un beatífico Juan Rosell, en clara demostración de que el PP es el partido de los trabajadores y, contundente como es, recién declarada "magnífica secretaria general" por Rajoy, explica que la fortuna de Bárcenas no tiene nada que ver con el PP. Seguro que la obtuvo jugando a las quinielas. Muy al estilo propio, además, afirma que el PSOE está hundiéndose mientras el PP remonta. Puestos a la recuperación ¿por qué no vamos a recuperar también los votos perdidos? ¿Acaso no ve la gente (porque oírlo, lo oye a todas horas) que estamos en plena recuperación?

Loco de alegría, Montoro afirma que ya estamos avistando el final del túnel, una expresión perfectamente inepta porque todo depende de a qué distancia esté ese final avistado. Si el túnel es recto podemos avistar el final al final de los tiempos. Si es curvo, puede estar a la vuelta misma. Da igual: estamos tocando la recuperación con la mano y si no se la ponemos encima la culpa será de Mas (sic). 

Así que Rubalcaba, indignado (nunca lo había visto tan indignado) pregunta de qué recuperación vamos a hablar a los pensionistas, los enfermos o los becarios. Y podría seguir con los jóvenes, las mujeres, los inmigrantes, los emigrantes, los funcionarios; en fin, todo dios excepto los banqueros, los grandes empresarios, los curas y los militantes del PP de cierto ringorrango. ¿Qué recuperación para el noventa y mucho por ciento de la gente?

Termino con una nota de incredulidad. ¿Cómo puede el presidente del gobierno ignorar al president de la Generalitat en la ceremonia del Mediterráneo del 5 + 5? ¿No sabe que en la comunidad autónoma catalana Mas es tan Estado como él? ¿Qué pretende? ¿Humillarlo? Nunca una causa tan ruin impulsó tan bombástico El Estado soy yo

(La imagen es una foto de Partido Popular de la Comunitat Valenciana, bajo licencia Creative Commons).

Esta España nuestra.


El viernes, 25 y sábado, 26, dirijo un curso de extensión universitaria en la sede del Centro Asociado a UNED de Sevilla. Se titula Visión de la España contemporánea y tendrá cuatro temas monográficos: 1) la transición, sus consecuencias y el juicio que hoy nos merece; 2) la democracia española en todos sus aspectos (institucional, mediático, opinión pública); 3) los nacionalismos en España: la idea y evolución de la nación española, el nacionalismo español y los nacionalismos no españoles; 4) los aspectos de una hipotética reforma de la Constitución de 1978, especialmente en lo referente a la planta territorial del Estado y el sistema electoral.

Son muchos los rasgos que distinguen a los españoles de otros pueblos europeos, pero uno de ellos es especialmente sobresaliente: nos encanta hablar de nosotros mismos. Se dirá que eso pasa con todos los pueblos. Todos se piensan únicos, excepcionales, maravillosos y están encantados consigo mismos. Pero no es el caso español. Nos encanta hablar de nosotros mismos pero casi siempre mal. Incluso cuando hablamos bien, no podemos dejar de lanzar alguna puya a otros españoles que, cómo no, desmerecen del conjunto y, de ser algo, son malos españoles, cuando no aleves y traidores. Eso es especialmente evidente en el problema que tenemos con la nación. Hay quien dice que en España hay una única nación, la española, y las demás son invenciones; quien sostiene que hay varias: la española y algunas otras; y quien afirma que únicamente cuentan las otras y la única que no existe es la española. No está mal como punto de arranque para un interesante debate.

Y eso en cuanto a la nación. Si el objeto es la transición, las discrepancias no son menores ni menos apasionadamente defendidas. Según unos, la transición fue un proceso modélico por el que una dictadura se transmutó en democracia; según otros, fue una horrible traición en la que se abandonaron y se vendieron diversos sacrosantos principios por un lugar al sol y, finalmente, según otros fue una mezcla de ambos: genial inventiva, traición, chapuza. El genio de la raza es la controversia.

Como siempre, bienvenid@s aquell@s que quieran acercarse aunque, según leo en la página web del Centro, el cupo está agotado. 

dimarts, 22 d’octubre del 2013

El veneno de la "doctrina Parot"


El escándalo montado con motivo de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), dando la razón a la etarra Inés del Río en su recurso contra la aplicación en su caso de la "doctrina Parot" es un fiel indicador del estado moral de nuestra sociedad. Apenas conocido el hecho, un miembro de Nuevas Generaciones tuiteó su furia insultando al diputado Alberto Garzón, quien había celebrado el fallo del TEDH por entenderlo ajustado a derecho y respetuoso de los derechos humanos que, por lo demás, es para lo que está el Tribunal de Estrasburgo. El cachorro de NNGG llamaba de todo al diputado de IU (payaso, gilipollas, hijo de puta) y, finalmente, lo amenazaba de muerte. NNGG salía al paso rápidamente, censurando a su miembro y abriéndole un procedimiento de expulsión. El propio insultón, habiéndose enfriado un tanto, presentaba acto seguido su dimisión.

Es solo una muestra del estallido de indignación que la sentencia produjo en mucha gente, especialmente las víctimas del terrorismo, quienes hablan en su nombre, la opinión pública derechista y conservadora y una buena parte de la de izquierda, incluida IU. Era muy de ver cómo algunos izquierdistas se ponían estupendos, argumentando unas insospechadas complejidades técnicas de la cuestión con el objetivo implícito pero muy habitual, de desautorizar a quienes como Garzón y, desde luego, Palinuro, consideran que la sentencia es justa, arguyendo falta de competencia específica en el asunto. Es un viejo truco de leguleyos: tratar de llevarse la razón aduciendo profundidades misteriosas que, no estando al alcance del común de los mortales, deben ser suficientes para que estos se callen.

Y no ha lugar porque, afortunadamente, el TEDH no está en manos de rábulas sino de jueces capaces de hacer justicia en un lenguaje llano comprensible para todo el mundo. Según su sentencia, el Estado español ha vulnerado los artículos 5 y 7 del Convenio Europeo de Derechos Humanos que él mismo firmó y se comprometió a acatar en todos sus términos. El artículo 5 habla del derecho de toda persona a un proceso justo y el 7, prohíbe algo que también prohíbe el ordenamiento jurídico español, esto es, la retroactividad de las normas sancionadoras y penales. Pero hay más, la segunda parte del art. 7,1 del citado convenio dice: Igualmente no podrá ser impuesta una pena más grave que la aplicable en el momento en que la infracción haya sido cometida, que es exactamente lo que hace la llamada "doctrina Parot" que el Tribunal Supremo se sacó de la manga en el caso Parot en 2006: prolongar injustamente una pena de prisión más allá de la aplicable en el momento del delito. Así que el TEDH ha hecho justicia y eso es para alegrarse.

Las gentes de mala ralea -muchas-, siempre retorciendo las cosas, inquieren escandalizadas: ¿se alegran ustedes de que los asesinos etarras salgan en libertad? En modo alguno. Nos alegramos de que se haga justicia porque vivimos en un Estado de derecho bajo el imperio de la ley y odiamos que sea ese mismo Estado quien la infrinja porque eso es una especie de terrorismo. Si por cumplir la ley se beneficia a personas que, según las convicciones morales imperantes en el momento, no debieran beneficiarse, será la ley quien deba resolver la situación y no una decisión de un tribunal adoptada, según se ve, contra el mismo derecho que, como tribunal, está obligado a defender.

No hay mucha diferencia entre los GAL y la doctrina Parot. Ambos son veneno para el Estado de derecho. La única es que mientras los primeros fueron una chapuza de terroristas y criminales más bien toscos, la segunda tiene el refinamiento de saberse amparada por tan altos tribunales como el Supremo y el Constitucional que, evidentemente, cuando establecieron esa "doctrina", no estaban en su mejor día o quizá lo hicieron dejándose arrastrar por las pasiones del momento. Algo que un juez no debe hacer jamás. 

Nadie se alegra de que los asesinos salgan en libertad antes de tiempo. Pero es que no salen antes de tiempo sino, según establece la sentencia del TEDH, después de tiempo a tal extremo que hemos llevado nuestra ignominia a tener que pagar una indemnización de 30.000 € más intereses, impuestos, costas, etc a la terrorista Inés del Río. En verdad, una vergüenza.

Es comprensible la indignación de las víctimas del terrorismo y sus allegados, pero no es necesariamente justificable. Las víctimas (en el fondo, todos, pues todos somos, directa o indirectamente, víctimas de los crímenes terroristas) están en su derecho de protestar, mostrar su disgusto, hasta su rabia. Pero no pueden obligar al Estado a desacatar una sentencia firme de un tribunal cuya jurisdicción ha aceptado voluntariamente; no pueden obligar a las instituciones a ir contra la ley del Estado de derecho. No pueden dictar su voluntad al resto de la sociedad porque, en el momento en que intenten hacerlo, su indignación se troca en odio y venganza y ninguna sociedad puede sobrevivir sobre el odio y la venganza.

Si las víctimas del terrorismo creen que los terroristas convictos deben padecer mayores castigos que los previstos en la ley, si quieren imponer la cadena perpetua o la pena de muerte, por ejemplo, que lo propongan abiertamente y será la colectividad la que decida. Pero, a falta de eso, carecen de todo derecho a exigir de esta y de sus autoridades comportamientos ilegales. 

Porque lo que ha hecho el TEDH ha sido algo muy sencillo: obligar al Estado español (o sea, a todos nosotros) a cumplir la ley que nos hemos dado y que excluye taxativamente la retroactividad, como hace el art. 25, 1 de la Constitución española: "Nadie puede ser condenado o sancionado por acciones u omisiones que en el momento de producirse no constituyan delito, falta o infracción administrativa, según la legislación vigente en aquel momento". Alguien podría decir que esta prohibición no afecta a los cálculos o cómputos sobre aplicación de beneficios penitenciarios hechos por los tribunales, que es de lo que va la doctrina Parot . Es absurdo y además no merece la pena detenerse en esto. Lo que el TEDH sentencia es que España ha infringido no su Constitución sino el vigente Convenio Europeo de Derechos Humanos en su artículo 5, 1, más arriba citado, y que repito aquí como colofón:Igualmente no podrá ser impuesta una pena más grave que la aplicable en el momento en que la infracción haya sido cometida. A nadie, incluida la terrorista más sanguinaria.

dilluns, 21 d’octubre del 2013

Los viejos fantasmas


De las cuatro "cuestiones" que se plantearon a la II República, la cuestión militar, la agraria/social, la regional y la religiosa, tres siguen tan vivas como siempre y la cuarta, la militar, parece adormecida, si bien de vez en cuando algún general pega un respingo.

La "cuestión social" se llama ahora crisis pero es tan aguda como siempre. Trabajadores sin derechos, parados sin prestaciones, jóvenes en la emigración, autónomos ahogados y sin pequeñas ni medianas empresas, con tres millones de pobres, la situación es tan extrema que muchos se preguntan cómo es que no ha sucedido aún nada.

La "cuestión religiosa" más viva que nunca. Ayer hicieron un escrache a Rouco Varela en Valladolid, al grito de "¡Aborto libre!" y "Educación pública laica". ¡Qué tiempos! Monseñor, obligado a escuchar cómo se enaltece en público lo que él anatematiza. Conviene que se entere. La iglesia católica está legislando por medio de sus ministros más serviles, el de Justicia y el de Educación; está legislando en contra del aborto y de la escuela pública laica; a favor de la enseñanza religiosa obligatoria. Conviene, sí, que se entere de que lo hace en contra del sentir mayoritario de la gente. Bueno, en realidad, lo sabe. Lo sabe desde siempre; pero no le importa. Va muy segura de sí misma. Dios está de su lado.

Si algo prueba ese cartel de separación iglesia-Estado es que la Constitución, en materia religiosa aun con todo su exquisito cuidado, es papel mojado. La iglesia sigue siendo parte del Estado. No solo en lo simbólico (como es evidente por la omnipresencia católica en todos los ceremoniales civiles) sino en lo más material y pedestre de los dineros. El gobierno de Zapatero subió la asignación a la iglesia en la declaración del IRPF a cambio de una vaga promesa de autofinanciación eclesiástica en algún incierto futuro. Téngase en cuenta que, en el momento de subir su asignación, ya debería estar autofinanciándose, según los Acuerdos de 1979. Como muestra de buena voluntad, el mismo gobierno de Zapatero metió en el cajón el proyecto de ley de libertad religiosa. Eso era contemporizar, avenirse a la imposición eclesiástica en todos los órdenes. Solo quedaba a salvo el aborto y la educación pública laica.

Pero la iglesia, cuando puede, no contemporiza, sino que va por todas. "Todas" son ahora, precisamente, el aborto y la educación pública laica. Y eso hace que la gente tenga que salir pidiendo separación entre la iglesia y el Estado. Es la modernidad, que llama a la puerta.

De la cuestión regional, ya elevada a cuestión nacional, ¿qué decir? El nacionalismo español parece despertar lentamente como un dragón perezoso. Ya ha exhalado una par de llamaradas en forma de alegatos de Aznar y de Vidal Quadras en pro de la unidad patria y el combate a los separatistas, pero la bestia sigue inerte, sabedora de que los pujos secesionistas se estrellarán contra esa misma inercia, protegida por el Tribunal Constitucional, intérprete de la Constitución y presidido por un magistrado que abomina de todos los nacionalismos que no sean el suyo. 

La Constitución. Rajoy, impertérrito, dice que dialogará lo que sea con Mas pero no hará nada contrario a la Ley Fundamental. Tiene gracia. De los 16 diputados de Alianza Popular, el partido fundado por Fraga y antecesor del PP, cinco votaron en contra de la Constitución y dos se abstuvieron. Cómo cambian los tiempos.

En la parte catalanista la situación parece confusa. Hay muchas presiones de toda índole para que los nacionalistas pongan sordina a su reclamación de independencia. De Europa tampoco llegan signos alentadores. Los empresarios vacilan; temen por sus mercados. Los curas están sorprendentemente callados, sobre todo después del espectáculo de la beatificación en masa de mártires buenos, aunque alguno habla, como la monja Forcades. Pero debe de hacerlo a título personal.

Hasta en las filas partidistas comienzan a aparecer grietas. El sentimiento social a favor del dret a decidir, o sea, del derecho de autodeterminación, es muy fuerte. No puede decirse que la Unión Europea lo aliente. Pero nadie sabe cuánto durará esa actitud. Si la presión a favor de la consulta acaba provocando una situación que fuerce una intervención política del Estado con carácter excepcional, es muy probable que el ánimo de Europa cambie y comience a exigir del gobierno español negociaciones con la Generalitat que aquel, en principio, no aceptará. En esa situación de confrontación, la que más tiene que perder es España. No darse cuenta de ello forma parte de esa mentalidad que declara intangible una Constitución en contra de la cual votaron algunos de sus más insignes antecesores. Gonzalo Fernández de la Mora, por ejemplo, el autor de La envidia igualitaria, un libro que influyó mucho en Rajoy, llevándole a escribir un par de artículos de periódico abominando del postulado de la igualdad entre los hombres.

¿Cómo no van a estar vivas y coleando tres de las "cuestiones" de la República. Son los fantasmas del viejo caserón desvencijado que es España. 

(La imagen es una captura del vídeo de You Tube, titulado "Escrache a Rouco".

diumenge, 20 d’octubre del 2013

Segunda tanda de mentiras.


Va a ser cierto eso de que, acogotado por las deudas, producto de la mala gestión, El País se ha pasado al bando (o banda) del gobierno. Este pretende estar la segunda parte de la legislatura trompeteando sus éxitos, un mensaje optimista, la salida de la crisis, la recuperación y, en el horizonte, el pleno empleo y la vuelta de la bonanza. El caso es preparar psicológicamente a la población para ganar las elecciones europeas de 2014 y las generales de 2015, aunque sea a base de mentiras. Tampoco es táctica tan nueva. Quien ganó las legislativas de 2011 mintiendo y gobernó faltando a la verdad no verá gran inconveniente en concluir la legislatura y asegurarse nuevos triunfos electorales acumulando más embustes. Todo depende de que se consiga monopolizar los medios, manipular la información, censurar o acallar a los discrepantes. O sea, lo de siempre, mentir.

Para la operación, aparte de las mesnadas habituales de los medios de comunicación privados propicios (los públicos son ya un aparato de propaganda desvergonzada), el gobierno ha movilizado reservistas de solera. Ahí salió el otro día Botín, del brazo de Rato, hablando de un momento feliz y alabando la lluvia de oro que lo cubre como si fuera Dánae. El Príncipe Felipe encareció ante empresarios latinoamericanos que la economía española ha encontrado su camino, que no compromete a nada en concreto pero queda muy principesco y optimista. Optimismo es la consigna. Rajoy ha ido a contagiárselo a los mandatarios iberoamericanos en la XXIII Cumbre Iberoamericana, en Panamá. Pero solo lo habrá conseguido con los presidentes de Panamá (anfitrión), Costa Rica, México, Colombia, Paraguay, Dominicana y Portugal. Los demás, han hecho pellas y no se han presentado. ¿Se puede llamar Cumbre Iberoamericana un encuentro en el que faltan Nicaragua, Cuba, el Ecuador, Venezuela, el Perú, Bolivia, Uruguay, la Argentina, el Brasil y Chile? Por llamar, se le puede llamar lo que se quiera, pero resulta un poco ridículo. Más parece una reunión de amigos, una tertulia.  El mismo ridículo que rezuma la consigna de optimismo y recuperación a la que se ha sumado, según puede verse, El País, que emplea sin ambages la consigna del gobierno: recuperación. Su base es la subida de la bolsa, los 10.000 puntos del Ibex, la prima de riesgo, el aumento de la confianza de los inversores, la alegría de los mercados y otros datos financieros y subjetivos.

Merece la pena preguntarse qué se entienda por recuperación. El mismo periódico dice que los indicadores seguirán siendo negativos, que continuará destruyéndose empleo, bajando el consumo, aumentando el índice de morosidad. Al parecer, por recuperación debe entenderse no que estemos avistando magnitudes positivas, sino que esté ralentizándose la destrucción provocada por la crisis; es decir, que en realidad estamos avistando el fondo. No es igual. Es más, el periódico se matiza a sí mismo casi hasta contradecirse y habla de una recuperación en la que se mantendrán: 0% (crecimiento anémico), 25% (tasa de paro enorme), 50% (caída esperada de los precios inmobiliarios) y 100% (deuda pública con relación al PIB). La euforia en los mercados es solo el toque de gong que da inicio al primer asalto.

En estas circunstancias, eso del "primer asalto" suena bastante extraño y lo de "recuperación" más parece un insulto. Sobre todo teniendo en cuenta que las estadísticas sirven al gobierno para hacer lo que mejor sabe: mentir. Los 6.000.000 de parados son, en realidad, más de siete millones puesto que no se contabilizan las 700.000 personas que han emigrado en busca de trabajo y que aquí estarían paradas y los 500.000 desempleados más que la inenarrable ministra de Trabajo hace desaparecer manipulando los datos seguramente con la ayuda de la Virgen del Rocio, ahora que la jueza Alaya ha tenido a bien dejar prescribir unos presuntos delitos de sus familiares que podrían haberla alcanzado a ella.

¿Puede haber recuperación si no se restablece el nivel de vida de la inmensa mayoría de la población; si no se crea empleo? ¿Cabe hablar de recuperación -incluso de estabilización- cuando los gobiernos locales y autonómicos tienen que seguir recortando servicios sociales de todo tipo en 2014 por valor de 15.000 millones de euros? ¿Puede hablarse de salida de la crisis cuando el último BOE recoge más repagos farmacéuticos a enfermos crónicos y supresiones de servicios sanitarios o la enésima congelación de los sueldos de los funcionarios? ¿No suena a guasa? Todavía no hace una semana el Banco de España recomendaba seguir bajando los salarios y la patronal proponía abolir el salario mínimo. El FMI no auguraba nada bueno y decía que era preciso seguir reformando el mercado laboral y las pensiones, lo que ya se sabe qué quiere decir: más penurias, más estrecheces, más miserias, en medio de los aplausos de la prensa afín, incluido, según parece, El País.

Esta es la realidad tangible, palpable. El anuncio de la recuperación es una consigna electoral a uno y dos años vista, para ir preparando el camino con una buena máquina de embustes y de etéreas promesas. Porque el presente es el que es. Y dice lo contrario de la propaganda.

El hilo de la vida.


Pesó 3,300 kg. Un niño muy hermoso.
Se parece más a su padre que a su madre.
Da bastante guerra. Tiene mucha personalidad.
¿A quién quieres más? ¿A papá o a mamá?
Hay que ver cómo ha crecido este chico desde la última vez que lo vi.
Y tú, ¿qué quieres ser de mayor?
Cuando quiere es muy bueno, pero tiene unos prontos…
Oye, muchacho, ya tienes bozo. Eres todo un hombrecito.
Está en la edad del pavo.
Hay que aplicarse en los estudios para ser alguien de provecho en el futuro.
Haces bien, chico, hay que divertirse, pero siempre dentro de un orden.
No te distraigas con tonterías, que la vida en muy dura y hay que estar preparado.
Y ahora ¿qué piensas hacer?
No te dejes pisar. Demuéstrales lo que vales y no te fíes de nadie.
Es vuestro momento; tenéis que recoger la antorcha y seguir.
A ver cuándo sientas la cabeza.
Sí, quiero. Para siempre.
El amor es inefable.
Con la paternidad, la responsabilidad.
Ahora tienes que pensar por varios, sentir por varios.
Cuando tenías mi edad, ¿te dejaban salir por la noche?
¿Crees que has predicado con el ejemplo?
En tus tiempos eran otros tiempos.
No me has comprendido nunca. Solo piensas en tus asuntos.
De pronto, un día, te paras, piensas y ves que no merece la pena pensar.
¿Quién es la que está en la foto?
Alguien debe decirte lo que todos esos pelotas te ocultan.
Si buscas fuera lo que debieras tener dentro te has equivocado.
Como esto no funciona es mejor que lo dejemos de común acuerdo.
Lo hiciste lo mejor que supiste. Pero no sabías mucho.
La amistad es lo único que mitiga la lucha por la existencia.
Solo necesito que me ayudes a empezar si crees en mí. Verás lo que puedo hacer.
Los tiempos cambian, las gentes también. Y hay que adaptarse.
Puedes estar orgulloso, pues te lo has ganado todo con tu trabajo.
Recuerda lo que dice el sabio: Plantar un árbol, escribir un libro, engendrar un hijo.
En la juventud se vive de ilusiones; en la madurez, de desilusiones.
Por la buenas soy muy bueno, pero por las malas…
La clave del éxito, buen hombre, está en saber que el éxito no tiene clave.
Haces bien en estar satisfecho; pero no te aconsejo que lo estés.
No te preocupes: ¿Quién está libre de culpa?
Cuando se sabe que ya todos los días serán iguales ha llegado el momento de retirarse.
¿Qué cosa mejor pueden hacer los abuelos que cuidar de sus nietos?
Con los nietos se recupera lo mejor de los hijos.
Hay que conservarse alerta y vigilante, en pleno uso de todas las facultades.
Sobrellevar los achaques con alegría es fundamental.
A edad avanzada las apariencias no engañan.
Es ley de vida, pero nada obliga a acelerarla.
Fue un buen hombre. Tuvo un final tranquilo.
Nunca digáis de nadie que fue feliz en tanto no haya muerto.

dissabte, 19 d’octubre del 2013

La mano que entrega el sobre.


Notable pieza teatral en un acto ayer en Toledo. La venganza del cautivo, magistralmente interpretada por dos veteranos de las tablas que hicieron juntos parte de sus carreras: Dolores de Cospedal en el papel de la Dueña ultrajada en su virtud y Luis Bárcenas en el del ex-Tesorero agraviado en su lealtad. Ambos estuvieron sublimes. La actuación de Bárcenas, simulando la espectral aparición de un habitante de otro mundo (el de las almas en pena), fue magistral en todo momento y dejó a la Dueña vapuleada y maltrecha. Pero Cospedal dio una notable réplica, erigiéndose en digno símbolo de la inocencia atropellada por la calumnia, al modo de Desdémona. Tanta fue su pasión que, al salir, a punto estuvo de comerse un árbol.

En la cruda realidad de la calle, sin embargo, quien estaba en cuestión no era la Dueña manchega dolorida, sino la secretaria general del partido del gobierno, la segunda en este después de Rajoy, cuyo espíritu flotaba ayer en la sala en la simbología del plasma. Cospedal acudía como secretaria general a dar un mentís a la acusación de Bárcenas de haberla untado, por decirlo un poco a la pata la llana. Y ha organizado un cisco tan monumental que hasta la vicepresidenta no sabía qué decir en la rueda de prensa del consejo de ministros y no le dio tiempo a hilar alguna de esas perogrulladas con las que cree salir airosa de los compromisos. Hasta en su partido -en el que no abundan los linces- se han dado cuenta de que la estrategia de Cospedal es suicida, producto de su carácter altanero y algo bravucón. Dicen sus abogados que ella va a la defensa de su honor -lo único que le importa- y este ha salido impoluto. Pero la verdad es que el honor de la dama está bastante maltrecho por muy diversos conceptos: aparte de los supuestos sobresueldos, los dobles o triples sueldos, los olvidos en las declaraciones de bienes, las compras inmobiliarias fastuosas o las comisiones de cientos de miles de euros que no dejan rastro en su partido. Los asuntos de dineros son siempre muy resbaladizos y más cuando saltan por todas partes en donde aparece Cospedal de un modo u otro. Y eso resta mucho crédito.

El destrozo de esta hispánica cuestión de honor es considerable. Cospedal lanzó una variante del que cada palo aguante su vela al decir que ella no sabe si los demás cobraron sobresueldos; que preguntó y se lo negaron. Aquí ya nadie se fía de nadie. Por supuesto, la trabajada y obstinada estrategia de Rajoy, a su vez, barrida por las ondas furiosas. Bárcenas en todos los telediarios soltando cieno sobre el partido, el gobierno, sobre él mismo. La política del mutismo coronada por el éxito. Cosa absolutamente previsible. Hace falta ser un verdadero negado para no darse cuenta de que en la sociedad de la información, la desinformación no funciona.

En el extranjero deben de estar perplejos. Si esto fuera un país normal, Cospedal, en lugar de tropezar con un árbol, debería dar cumplida cuenta de su gestión en una rueda de prensa abierta con libertad de preguntas y, acto seguido, presentar su dimisión irrevocable. 

El caso Bárcenas es más que nunca el caso Rajoy. Habiendo el juez rechazado la petición de comparecencia del presidente a petición de la fiscalía, una de las acusaciones recurre y vuelve a solicitar dicha comparecencia por considerarla procesalmente imprescindible. El recurso está muy sólidamente argumentado. Responde al juicio de intenciones que hicieron la fiscalía y el juez al presumir que la petición de comparecencia obedecía a motivos extraprocesales diciendo, en el mismo terreno que, de haberse tratado de un ciudadano ordinario, la comparecencia no se hubiera rechazado. ¿Lo duda alguien? Añade el recurso tres argumentos muy sólidos: a) Rajoy era el responsable último de esta trapacería y daba el visto bueno a las cuentas barcénigas; estuvo asimismo en la reunión en que se acordó el pintoresco despido de Bárcenas, más parecido a un chantaje; b) aparece acusado directamente de haber cobrado suculentas sumas en sobresueldos; c) también fue secretario general de forma que, pues se ha citado a todos los secretarios generales anteriores y posteriores, no hay modo de justificar su exclusión como no sea por razones no jurídicas. No se me alcanza cómo se pueda negar este recurso, pero será preciso estar atentos y ver en qué queda.

Mientras tanto, el pensamiento es libre. ¿Puede el país permitirse una comparecencia del presidente del gobierno? Las fotos darían la vuelta al mundo y la Marca España tendría que cambiar de nombre. Y nada más. Si Cospedal no dimite, tampoco dimitirá Rajoy. Porque en España no dimite nadie, salvo los pagafantas del PSOE. Nunca. Pase lo que pase. 

El gobierno sigue batiendo tambores de cómo en 2016 estaremos creciendo a ritmos chinos en la esperanza de que este trile nos distraiga de los crímenes del franquismo y los sobresueldos del PP. Pero lo tiene muy crudo porque, al mismo tiempo, impone un hachazo de 15.000 millones de euros a los gastos sociales de ayuntamientos y autonomías que va a empeorar notablemente la vida de la gente.